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¿PUEDE UNA MUJER PROCREAR SIENDO VIRGEN?

1/09/2018

  Index
    1.  La partenogénesis
    2.  La partenogénesis en los mamíferos
    3.  La partenogénesis artificial en los humanos
    4.  La partenogénesis natural en los humanos
    5.  El hermafroditismo
    6.  Otras explicaciones
    7.  La visión esotérica
1.  LA PARTENOGÉNESIS
Se le llama partenogénesis (nacimiento virgen) cuando un óvulo comienza a dividirse por sí mismo sin fertilización, produciendo un embrión en el que los cromosomas paternos pueden ser reemplazados por una duplicación de los maternos. Los descendientes suelen ser hembras y a veces machos anormales.
Este método de reproducción asexual es común entre los invertebrados, pero es raro entre los vertebrados de sangre caliente.
Hasta la década de 1950, ningún científico sospechaba que la partenogénesis pudiera ocurrir en ningún vertebrado, pero ahora se han documentado especies totalmente femeninas en peces, anfibios, reptiles y aves, es decir en todas las órdenes principales de vertebrados excepto los mamíferos.
Las investigaciones sobre la partenogénesis inducida artificialmente fueron iniciadas por el fisiólogo alemán Jacques Loeb, quien a finales del siglo XIX descubrió que la luz ultravioleta, el amoníaco, el cloro, los ácidos, los álcalis y los alcoholes pueden provocar que los huevos de erizos de mar y otras criaturas marinas comiencen a desarrollarse, sin la necesidad de ser fecundados por espermatozoides.
Estos agentes reducen la tensión superficial de la membrana del huevo, lo que provoca una reacción en cadena que causa el crecimiento embrionario (lo que normalmente es iniciado por el esperma).
En 1900, Loeb pinchó unos huevos de rana no fertilizados con una aguja y descubrió que en algunos casos se producía un desarrollo embrionario normal durante un tiempo.
En 1936, Gregory Pincus indujo la partenogénesis en óvulos de conejo por el cambio de temperatura (enfriamiento de las trompas de Falopio) y agentes químicos. Y desde entonces la partenogénesis artificial se ha logrado en casi todos los grupos principales de animales, por medios mecánicos, químicos y eléctricos, aunque por lo general resulta en un desarrollo incompleto y anormal.
2.  LA PARTENOGÉNESIS EN LOS MAMÍFEROS
La visión científica actual es que los óvulos de mamíferos pueden comenzar a proceder a la división celular, ya sea de forma natural o cuando se los estimula. Y dichos “embriones vírgenes” pueden tener el mismo conjunto de cromosomas que el óvulo (haploide) o dos células pueden fusionarse para formar el complemento que tiene normalmente un adulto (diploide).
Sin embargo, estas masas celulares se desarrollan poco y mueren mucho antes del nacimiento. Y una razón para esto puede ser la restricción impuesta por la impronta genómica en la cual los genes de ambos padres deben interactuar para que tenga lugar el desarrollo normal. [1]
Los experimentos en conejos y ratones muestran que si se induce a un óvulo a comenzar a dividirse, el embrión no sobrevivirá por mucho tiempo porque ciertos genes no se activarán si no hay los genes paternos y por consiguiente los embriones partenogenéticos de ratón que se han generado mueren al decimo día de gestación.
La falta de impresión conduce al aborto porque "las histonas, o sea las estructuras alrededor de las cuales se enrolla el ADN, se pierden ya que las instrucciones sobre cómo reconstruirlas están presentes en el esperma". [2]
Sin embrago en 2004, científicos japoneses lograron crear un ratón adulto sin padre al combinar el núcleo de un óvulo de una hembra con el óvulo de otra hembra. [3]
Y para lograr eso, un óvulo inmaduro cuyos genes aún no habían sido marcados con una impronta se tomó de un ratón genéticamente modificado que carecía de un gen conocido como “H19” (que normalmente está sujeto a la impronta) y una región genética que de otra manera desconectaría un gen llamado “Igf2”.
Se cree que estos dos genes controlan el crecimiento fetal, y estos procedimientos previos dotaron al óvulo manipulado con un patrón de actividad genética similar a la de un espermatozoide.
Y este óvulo manipulado se fusionó con otro óvulo maduro de una hembra diferente logrando así que creciera un ratón sin la necesidad de un verdadero espermatozoide. Pero esta técnica es extremadamente laboriosa y hasta ahora solo ha podido realizarse en ratas de laboratorio.
Y la conclusión extraída de varios experimentos como este es que "la partenogénesis natural en mamíferos es imposible". [4]
3.  LA PARTENOGÉNESIS ARTIFICIAL EN LOS HUMANOS
Hasta ahora los intentos de partenogénesis artificial en humanos no han tenido éxito. El primer embrión humano clonado se produjo en octubre del 2001. A los óvulos se les extrajo su propio material genético y se les inyectó el núcleo de una célula donante. Y luego fueron incubados bajo condiciones especiales para incitarlos a dividirse y crecer. Y uno de ellos creció a seis células antes de que dejara de dividirse.
Los mismos experimentadores también intentaron inducir a los óvulos humanos a dividirse en embriones tempranos partenogenéticamente (o sea sin ser fertilizados por un espermatozoide, o enucleados e inyectados con una célula donante como en el caso anteriormente mencionado), pero sus esfuerzos tuvieron un éxito muy limitado. [5]
La investigación sobre la partenogénesis humana ahora se centra en la producción de células madre embrionarias para su uso en el tratamiento médico y no como una estrategia reproductiva.
La creación de células madre humanas a partir de óvulos humanos no fertilizados se produjo por primera vez en el 2004. [6]
Hay un caso de un niño que tenía la sangre de su madre, pero no su piel; su sangre contenía solo cromosomas “XX” (femeninos), mientras que su piel tenía cromosomas “X” e “Y”.
Y se piensa que esta extraña situación probablemente se originó debido a que un óvulo se había convertido en un embrión sin ser fecundado, pero que posteriormente un espermatozoide portador del gen “Y” logró fertilizar una de las células embrionarias tempranas. Pero se considera que situaciones como esta son muy raras. [7]
Según la ciencia, la partenogénesis humana solo sería posible si los cambios provocados por la impresión de espermatozoides se produjeran por "mutación aleatoria", o si una "mutación aleatoria" eliminara toda impronta. Pero esto se considera "altamente improbable". [8]
Sin embargo, difícilmente podría ser tan improbable como la idea darwiniana ortodoxa de que todas las diversas e intrincadas formas de vida en la tierra han evolucionado a través de mutaciones genéticas puramente aleatorias, seguidas por la selección natural.
Varios biólogos han reconocido que la naturaleza hace las cosas bien con demasiada frecuencia y demasiado rápido como para atribuir todo a la “casualidad”, y hay un elemento útil para la evolución en todos estos cambios que el paradigma materialista no puede admitir y mucho menos explicar. [9]
4.  LA PARTENOGÉNESIS NATURAL EN LOS HUMANOS
Muchos pueblos primitivos creen que existen dos métodos de reproducción humana: el ordinario a través del acto sexual y otro más alto raramente empleado que es el nacimiento virginal. [10]
Una creencia es que los rayos del sol pueden fertilizar a las mujeres, y en este sentido, es interesante constatar que los rayos ultravioleta pueden causar partenogénesis en huevos no fertilizados de los erizos de mar. Y también se cree que los rayos de la luna, el viento, la lluvia y ciertos tipos de alimentos pueden causar impregnación.
En el siglo XIX, los habitantes de las islas Trobriand del Pacífico occidental insistieron en que todavía se daban casos de nacimientos vírgenes.
Existe evidencia anecdótica de que la partenogénesis natural puede ocurrir ocasionalmente en humanos. Hay muchos casos en los que supuestamente se ha producido impregnación en mujeres sin que exista la posibilidad de que el semen ingrese por el conducto genital femenino. [11]
En algunos casos, se descubrió que durante el embarazo o en el momento del parto los conductos femeninos estaban obstruidos.
En 1956, la revista médica “The Lancet” publicó un informe del Dr. Stanley Balfour-Lynn sobre 19 presuntos casos de nacimiento virginal con mujeres en Inglaterra. [12]
En ese entonces, las pruebas de ADN no existían, pero se pensó que la probabilidad de un nacimiento virgen genuino podría evaluarse comparando rasgos genéticamente determinados y llevando a cabo pruebas de grupos sanguíneos y de piel. Y estas pruebas fueron realizadas por un equipo de médicos líderes.
Once mujeres fueron descartadas en la primera entrevista porque las madres habían pensado que un nacimiento virginal significaba que el himen se había mantenido intacto después de la concepción y hasta el nacimiento.
Luego se descartaron otras seis más sobre la base de pruebas de grupo sanguíneo, y se descartó otro más porque el color de sus ojos no coincidía.
Esto dejó solo una madre llamada Emmimarie Jones (alemana de nacimiento), y su hija de 11 años, Mónica. Ellas fueron sometidas a varias pruebas adicionales que indicaron que eran genéticamente similares.
Y finalmente se llevaron a cabo los exámenes de injertos de piel. El injerto de hija a madre se eliminó en aproximadamente cuatro semanas, mientras que uno de madre a hija permaneció sano durante seis semanas. En general, la probabilidad de una coincidencia tan cercana entre una madre y su hija producida sexualmente fue de menos de 1 en 100.
Balfour-Lynn sintió que el significado de los injertos de piel era oscuro ya que si un niño partogenético se originó a partir de un óvulo no fertilizado (y no de un brote de una célula somática), es posible que no tenga todos los genes que posee la madre, debido a la meiosis.
Y según un experto, por lo tanto se esperaría que un injerto de piel del niño se hiciera cargo de su madre, pero uno de la madre no necesariamente se enfrentaría a su hijo. Sin embargo otro experto no estaba satisfecho de que dicho resultado fuera concluyente. Y de hecho, hay numerosos casos de personas que rechazan los trasplantes de piel de su propia piel.
Por lo que Balfour-Lynn concluyó:
« En un caso como este, la prueba rigurosa es imposible pero también toda la evidencia obtenida de pruebas serológicas y especiales es consistente con lo que se esperaría en un caso de partenogénesis. ... Por consiguiente el reclamo de esta madre de haber tenido una hija de manera virginal, no solo debe considerarse en serio, sino que también debe admitirse que no hemos podido refutarlo. » [13]
En el momento de la concepción (que fue durante la primavera de 1944), el esposo de la madre estaba fuera con el ejército alemán y ella misma estaba confinada en un hospital para mujeres. Y los escépticos han sugerido que un miembro del personal masculino podría haberse aprovechado de ella mientras estaba sedada. Pero la madre dijo que todo el personal que trabaja en el hospital eran mujeres.
Este artículo sobre Emmimarie Jones y su hija apareció en el Sunday Pictorialen 1956.
5.  EL HERMAFRODITISMO
Una posible explicación a la partenogénesis es el hermafroditismo, o sea cuando un ser dispone de los dos sexos en su cuerpo.
Los animales hermafroditas son principalmente invertebrados, como gusanos, briozoos (animales de musgo), trematodos (duelas), caracoles, babosas y percebes. Estas criaturas suelen ser de movimiento lento, o parásitas permanentemente unidas a otra planta o animal.
Y se piensa que el hermafroditismo ha evolucionado en estas criaturas porque ellas tienen problemas para encontrar parejas.
Y también se considera que el hermafroditismo es "favorecido por las especies que viven en hábitats difíciles y donde pueden utilizar la energía que se habría asignado para aparearse en tareas más útiles, así como permitir un rápido aumento de la población, y esta es también la razón por la cual los insectos invasores y las plagas son partenogénicas". [14]
Y si el hermafroditismo aparece en una especie donde ayuda a su supervivencia, por supuesto se verá favorecido por la selección natural. Sin embargo, de acuerdo con el darwinismo, las nuevas estructuras y procesos corporales, nuevos instintos y finalmente nuevas especies aparecen a través de mutaciones genéticas aleatorias, siendo la mayoría de esas mutaciones perjudiciales y surgiendo de errores de copia durante la duplicación del ADN, y por consiguiente las mutaciones no son más probables por el hecho de que servirían a las necesidades de una especie.
Pero hay dos problemas principales con esta hipótesis: ni los genes que codifican proteínas ni los genes reguladores contienen instrucciones para construir estructuras corporales u originar nuevos instintos; e incluso si lo hicieran, la probabilidad de que todos los cambios necesarios ocurran por casualidad es infinitesimal.
La ideología darwinista es un callejón sin salida, que requiere fe ciega en el poder milagroso del azar ciego.
El hermafroditismo en los humanos lo detallo en este otro capítulo (link).
6.  OTRAS EXPLICACIONES
La posibilidad de la partenogénesis humana también está respaldada por el misterioso fenómeno de los quistes o teratomas dermoides. [15]
Estos son crecimientos embrionarios malformados o formaciones tumorales que ocasionalmente se encuentran en diversas partes del cuerpo, incluyendo el útero, los ovarios y el escroto.
A menudo contienen huesos, pelo, dientes, carne, tejido, glándulas, partes del cuero cabelludo, cara, ojos, costillas, columna vertebral y cordón umbilical. Se encuentran tanto en hombres como en mujeres, tanto jóvenes como mayores, incluidas las vírgenes. Y parecen ser embriones y fetos no desarrollados en varias etapas de crecimiento.
Loeb y varios otros investigadores argumentaron que los quistes dermoides pueden estar relacionados con la tendencia partenogenética del óvulo del mamífero, catalizado quizás por un aumento en la alcalinidad de la sangre. Sin embargo, la capacidad partenogenética del cuerpo ahora es muy débil y los centros generativos carecen del poder de llevar el proceso de reproducción hasta su conclusión adecuada.
Los científicos no entienden cómo en ausencia de cualquier esperma, un teratoma ovárico puede terminar con dos o más conjuntos de cromosomas, dos versiones diferentes del mismo gen o tejido de próstata y órganos similares a falo.
Es posible que algunos casos de partenogénesis humana impliquen la auto-fertilización en lugar del verdadero nacimiento virgen, ya que hay casos de espermatozoides que se producen en las mujeres por las glándulas reproductoras vestigiales, y generalmente no funcionales, conocidas comoepoöphoron (parovarium) y paroöphoron, que corresponden a los túbulos seminíferos de los testículos en los hombres.
En algunos casos, la influencia magnética y la excitación nerviosa ocasionada por el intento de relaciones sexuales pueden despertar la actividad de esas glándulas sexuales masculinas rudimentarias latentes, de modo que secretan semen, lo que resulta en impregnación. [16]
Antes de la aceptación por parte de la profesión médica de la presente teoría de la concepción (epigénesis) a mediados del siglo XIX, prevalecieron la teoría de Ovist y la teoría del aura seminalis, que se remontan a Pitágoras.
De acuerdo con la teoría de Ovist, el nuevo organismo es un producto solamente del óvulo, y el espermatozoide y el progenitor masculino no son esenciales para el proceso reproductivo.
De acuerdo con la teoría del aura seminalis, el hombre solo proporciona un estímulo vital (un aura o emanación) que inicia el desarrollo del óvulo. Pero la teoría del aura seminalis fue rechazada después de que se estableció en 1854 que los óvulos son fertilizados por la entrada física del núcleo o cabeza de los espermatozoides.
Sin embargo los experimentos de Loeb demostraron que para que se produzca la fertilización, ni el núcleo espermático ni el espermatozoide necesitan ingresar al huevo, ni siquiera estar cerca del huevo, ya que Loeb reemplazó el esperma por soluciones alcalinas, rayos ultravioleta y otros estímulos.
Alexander Gurwitsch descubrió en la década de 1920 que las células emiten una débil radiación ultravioleta (llamada “mitogenética”) que puede causar la división celular en otras células a distancia, y este es un hallazgo al que todavía se resisten los científicos convencionales. [17]
Sin embargo los datos van en ese sentido. Por ejemplo, la lagartija lapa del desierto (aspidoscelis uniparens) es una especie totalmente femenina que se reproduce por partenogénesis. Dos hembras se someten a rituales de cortejo y de “apareamiento” (pseudo-copulación) que se asemejan a las especies que se reproducen sexualmente. Pero todavía se desconoce cómo este comportamiento hace que los óvulos de la hembra pasiva se agranden y comiencen a dividirse. [18]
El poder de los espermatozoides para causar la fecundación es distinto de su capacidad de transmisión hereditaria. En un experimento, se aisló una enzima fertilizadora (occitoeta) de los espermatozoides, y cuando se agregó a los huevos de erizo de mar no fertilizados, esto provocó su desarrollo.
Esta sustancia está presente en la sangre de los mamíferos, y la adición de sangre de buey a los huevos no fertilizados produjo los mismos efectos. Por lo tanto los espermatozoides ejercen dos funciones independientes: pueden desencadenar la segmentación del óvulo y pueden transmitir cualidades genéticas paternas.
La primera función puede ser reemplazada por sustancias químicas, mientras que la segunda puede prescindirse, y en cuyo caso la descendencia tiene características puramente maternas. [19]
Los óvulos muestran al menos un comienzo de segmentación en condiciones normales, pero los espermatozoides que son altamente alcalinos, parecen acelerar el proceso al compensar la acidez excesiva del medio que rodea el óvulo en lugar de una deficiencia química en el óvulo mismo.
Y es que una condición ácida de la sangre impide el desarrollo partenogenético de los óvulos en los ovarios, mientras que el aumento de la alcalinidad parece favorecer el desarrollo partenogenético. [20]
7.  LA VISION ESOTÉRICA
Comentando sobre los experimentos de Pincus sobre la partenogénesis artificial en conejos, el teósofo Geoffrey de Purucker declaró que los medios empleados probablemente habían devuelto los óvulos a una condición idéntica al hermafroditismo de la tercera raza-raíz temprana.
Y dado que siempre hay un doble sexo en cada ser humano o animal de nuestros días, los óvulos se desarrollarían a partir de la doble corriente innata en la madre conejo y producirían descendientes, al igual que los hermafroditas hacia la mitad de la tercera raza. [21]
Hay muchas referencias en las religiones y mitologías del mundo al nacimiento virginal o la “inmaculada concepción” de dioses, salvadores y sabios. Pero mientras que la reproducción virginal efectivamente puede ocurrir en el mundo físico, esta enseñanza mística tiene más bien un doble significado simbólico.
Puede referirse a la “virgen madre del espacio” que da a luz a su hijo “nacido de la mente”, o sea al cosmos manifiesto, con sus multitudes de seres. Y también puede referirse al nacimiento de un Buda o Cristo interno de un iniciado de la parte virgen o espiritual de su naturaleza, o de Sophia que es la sabiduría eterna, la virgen madre de los iniciados. [22]
G. de Purucker dice:
« La Iglesia Cristiana ha interpretado estas doctrinas de manera física y por lo tanto ha perdido el simbolismo noble y profundo que hay detrás de ellas; pero la misma enseñanza mística y la leyenda se encuentran en otros países, por ejemplo: en la India está Krishna quien nació de una virgen, y en Egipto hay Horus quien nació de la diosa y madre virgen Isis. » [23]
Referencias
  1. R.J. Berry, ‘The virgin birth of Christ’, Science & Christian Belief, v. 8, 1996, pp. 101-10, scienceandchristianbelief.org.
  2. Marc Srour, ‘Parthenogenesis’, 25 Dec 2010, bioteaching.com.
  3. Helen Pearson, ‘Mouse created without father’, 22 April 2004,nature.com; Aarathi Prasad, Like a Virgin: How science is redesigning the rules of sex, Oxford: Oneworld, 2012, pp. 245-7.
  4. Srour, ‘Parthenogenesis’.
  5. J.B. Cibelli, R.P. Lanza and M.D. West, with C. Ezzell, ‘The first human cloned embryo’, Scientific American, 24 Nov 2001, sciam.com.
  6. en.wikipedia.org/wiki/Parthenogenesis.
  7. Like a Virgin, pp. 77-80.
  8. Daniel Engber, ‘FYI: Could a virgin birth ever happen?’, 18 Nov 2013,popsci.com.
  9. Evolution and design, davidpratt.info.
  10. The Mysteries of Human Reproduction, pp. 11-28, 89-93.
  11. Raymond Bernard, The Mysteries of Human Reproduction, Mokelumne Hill, CA: Health Research, 1959, pp. 47-50, 56-63.
  12. S. Balfour-Lynn, ‘Parthenogenesis in human beings’, The Lancet, v. 267, no. 6931, 1956, pp. 1071-2; The Mysteries of Human Reproduction, pp. 3-10; Like a Virgin, pp. 61-77; Aarathi Prasad, ‘The modern-day virgin birth’, 16 Aug 2012, telegraph.co.uk; Berry, ‘The virgin birth of Christ’; Eric R. Pianka, ‘Virgin birth in human females?’, zo.utexas.edu.
  13. ‘Parthenogenesis in human beings’, p. 1072.
  14. Srour, ‘Parthenogenesis’.
  15. The Mysteries of Human Reproduction, pp. 51-5, 117; F.H. Buzzacott and M.I. Wymore, Bi-sexual Man or Evolution of the Sexes, Health Research, 1966 (1912), pp. 32-4; Hilton Hotema, Secret of Regeneration, Health Research, 1963, ch. 204-205, 211; ‘Dermoid cyst’,emedicine.medscape.com; Like a Virgin, pp. 105-17.
  16. Secret of Regeneration, ch. 208-210, 234; Gray’s Anatomy,bartleby.com/107.
  17. Peter Tompkins and Christopher Bird, The Secret Life of Plants, New York: Harper & Row, 1973, pp. 54-5, 197-9; R. VanWijk, ‘Bio-photons and bio-communication’, Journal of Scientific Exploration, v. 15, no. 2, 2001, pp. 183-97.
  18. Like a Virgin, pp. 85-6;en.wikipedia.org/wiki/Desert_grassland_whiptail_lizard.
  19. The Mysteries of Human Reproduction, pp. 42, 109.
  20. Ibid., pp. 118-9.
  21. G. de Purucker, Studies in Occult Philosophy, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1973, pp. 455-8.
  22. H.P. Blavatsky, The Secret Doctrine, TUP, 1977 (1888), 1:60-1, 399-400; G. de Purucker, The Esoteric Tradition, TUP, 3rd ed., 2011, p. 622; G. de Purucker, Fountain-Source of Occultism, TUP, 1974, pp. 314-5.
  23. The Esoteric Tradition, p. 622.

Etiquetas: virgen cientifico

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